Simón Yampara

 

Hoy tenemos la necesidad de comprender la importancia del mes de agosto – no solo como el mes de la Patria (Bolivia)- sino como el mes de la tierra, de la pacha-mama, la madre de la naturaleza, de la relación del mundo de la gente con la tierra, que la celebramos por medio de ceremonias rituales, que es parte de toda una tecnología ritual.

Ahora, más que antes, esta celebración esta ante los desafíos: del dramático avance de la contaminación medio ambiental por la industrialización –pandemia de la tierra- y en Chuqi-yapu marka/ciudad de la Paz por la reacción de la pacha-mama en el mega deslizamiento, con efectos del movimiento de la tierra y la falta de viviendas para las familias afectadas. Eso a los andinos y la celebración exige acciones con mayor sentido de convivencia. Urgen encaminamientos en pos de encontrar estrategias de mitigación de la contaminación, mitigar los deslizamientos y los desastres naturales. Que la práctica del ayni eco-biótico, de los Andes expresado en las ceremonias rituales a la pacha-mama, sean momentos y espacios de pensar, reflexionar y actuar en pos de encontrar relaciones interactivas conviviales armoniosas entre el mundo de la gente y la tierra.

La nueva CPE Plurinacional nos remite a re-dinamizar y comprender la organización de las ceremonias rituales a la pachamama, a la madre de la naturaleza, que necesita alimentarse de energías materiales y espirituales, la práctica del ayni del mundo de la gente con los diversos mundos de la naturaleza, en este caso los jaqi con la pachamama que se lo realiza por medio de la luqt’a (alcanzar), waxt’a (convidar), phuqhacha (a cabalidad), wilancha (rociado de sangre con sacrificio animal), ch’alla (compartir entre los diversos mundos por medio de la mesa ritual), que bien pueden encaminarse hacia el desarrollo de estrategias de control y saneamiento: limpieza y depuración de la contaminación, buscando sanear la salud de la pachamama, del cuerpo físico de la tierra.

Las ceremonias rituales son instancias y momentos de todo un proceso de emulación, de interacción y convivencias entre las energías espirituales con las materiales practicada por el mundo de la gente; hecha por maestros sabios ritualistas como los yatiris, los chamakanis o los amawt’as según sean los casos, quienes suministran la comida ritual (mesa), junto a un lenguaje especializado y ceremonioso de tomar contacto y comunicación con las deidades y la consagración de la energía espiritual a la materialidad de las cosas. En este sentido se hace el ayni a la pacha-mama, solicitando mayor producción-productividad y bienestar entre los miembros de la comunidad eco-biótica natural.

Los maestros sabios son mediadores y consagradores de la espiritualidad a la materialidad, procesadores de las energías de la vida. Por eso nosotros preferimos hablar de un ayni/reciprocidad eco-biótico natural cosmogónico que obedece a toda una tecnología ritual emulativa, si bien una práctica generalizada, pero aun poco explicado

Las ceremonias rituales del mes de agosto también tienen relación con el despertar de las semillas, la jatha, y el retoñar de las plantas perennes, además de la propia tierra, hasta se habla de la excitación y el sexo de la pacha-mama que, en conjunción con los diversos mundos, posibilita la fertilidad del suelo, el origen y la germinación del mundo vegetal y animal con el inicio de las primeras siembras en el altiplano, por eso, los aymaras consideran como lakan phaxsi, Pacha-mama sedienta y de hambre, que en este periodo necesita alimentarse/comer para el año y ella dar a su turno la fertilidad a la tierra, los cultivos y productos que el mundo de la gente necesita en su ciclo de vida.

La tierra, la pacha-mama, emite energías de fecundidad y fertilidad a sus criaturas (hijos/as) comparte y redistribuye las energías de la profundidad de manqha-pacha en la vida de los diversos mundos. Esto implica que el ciclo agrícola del año que ha terminado el 21 de junio y el inicio de otro ciclo con el mara t’aqa phunchawi/ celebración a ese cambio y redistribución de las tierras para los cultivos y pastoreo ganadero, pues en agosto estamos frente al despertar vegetativo de ese nuevo ciclo agrícola, de la nueva dinámica agropecuaria que alimenta con nuevas energías que da sentido y fortaleza a la vida. Por eso entre otras, la celebración de agosto a la pacha-mama tiene que ver básicamente con la salud espiritual de la tierra/pacha-mama, con la re-emergencia del nuevo ciclo agrícola y con la germinación de nuevas semilla para la producción agropecuaria

Ahora Chuqi-yapu Marka y la ciudad nuestra señora de La Paz poblacional y espacialmente está constituido principalmente por dos vertientes de sistemas de valores civilizatorios, los aymara-qhichwa qullanas; los migrantes europeos (españoles) y de otros horizontes culturales, donde los primeros comparten la práctica de emulación con la pacha-mama con todos desde los asentamientos de las dos laderas este y oeste, los macro distritos rurales la práctica de la ch’alla a la pacha-mama en el mes de agosto, que son los días y mes de la tierra en su expresión y denominación ritual, días de mitigación de la contaminación ambiental y reafirmación de la salud de la casa mayor de la tierra y la recarga de nuevas energías al nuevo ciclo agrícola de la producción de alimentos y riqueza.

Como verán estos elementos e insumos reflexivos, son poco tratados a veces se hacen por hacer, desligado del sentido y contenido de la celebración de agosto del mundo de la gente a la pacha-mama, a la tierra.

Publicado en Políticas para Bolivia, Chuqi-yapu Marka/ ciudad de La Paz 29 de julio 2011